Un barista profesional cuida muchos detalles pequeños a la hora de preparar una taza de café. Como imaginarás, no basta con moler café e introducirlo en la máquina ni, mucho menos, con meter una cápsula en una cafetera doméstica. La preparación de un buen café es un camino que requiere formación y mimo. Uno de los elementos que se deben tener en cuenta en este proceso es la temperatura.
La temperatura a la que debe salir el agua para preparar un café es de unos 90º, aunque existe un margen de un par de grados por encima y por debajo. En concreto y aunque depende del tipo de café, el margen de temperatura podemos ubicarlo entre los 88ºC y los 94ºC. Pero, ¿por qué es tan importante una temperatura elevada?
La razón principal la encontramos en la capacidad que tiene el calor para extraer todos los matices de un café. Si la temperatura con la que trabajamos se encuentra por debajo de los 87ºC, no podremos sacarle al café todo el potencial que tiene. Lo mismo ocurre con temperaturas superiores a los 94ºC: lograríamos un café sobre-extraído con matices que no queremos en una taza de café, como por ejemplo de amargor.
Controlar la temperatura del café es fundamental para conseguir una buena taza. No importa el tipo de café que utilices, la temperatura siempre debe estar por encima y por debajo de las cifras que ya te hemos comentado.